jueves, 7 de abril de 2011

Epa diyei, ¡súbele¡


  
 César García Solís*


    Es de común acuerdo entre los estudiosos de la cultura que la posición geográfica de un país como Venezuela permite recibir todas las influencias y todos los movimientos culturales que se generan alrededor del mundo. La música no escapa a esta característica, a lo largo de nuestra formación como nación han sido muchas las corrientes musicales que nos han llegado y que han forjado nuestra identidad musical.

   En el caso que nos atañe, la música electrónica popular tampoco escapa a esta situación. Muchas fuentes de diversos sitios  se han hecho presentes para conformar con todo este caudal de información una escena local que responda a nuestra manera de ser como latinoamericanos, nuestros gustos y la manera en que asumimos la vida nocturna (debido a que la música electrónica popular se ofrece principalmente en bares y discotecas).

   Y es precisamente en la oferta de entretenimiento nocturno donde se dan los primeros pasos dentro de la electrónica popular. Ya hacia la década de los setenta existía la figura del Disc Jockey (minimizado como DJ por estos días) que se encargaba básicamente de amenizar la velada a los clientes que asistían a la discoteca. Para aquellos años la oferta musical se basaba principalmente en Disco, género primigenio de la música electrónica popular y en el que el DJ ya empezaba a perfilarse como el protagonista de la noche.

    Entrada la década de los ochenta, la figura del Disc Jockey se traslada fuera de su recinto natural hacia aquellos lugares donde se realizaban celebraciones sociales como cumpleaños, matrimonios, graduaciones, etc. Hablamos de discotecas móviles inspiradas en los Sound Systems jamaiquinos que se hacían populares en Nueva York  y que popularmente se conocieron por estos lares como Minitecas.

   Tal fue el auge de estas minitecas que se logró crear un movimiento autóctono en el que se conjugaban tres elementos distintivos: su sistemas de amplificación de sonido donde no escatimaban recursos para conseguir potencia y fidelidad sonora, la técnica de ejecución de los DJ para enlazar temas (o lo que se conoce comúnmente como mezclar) y que daba el reconocimiento a estos y por último la selección musical que poseyera la miniteca. Pop, Disco, New Wave, House, Rap y música afrocaribeña como Salsa y Merengue era el repertorio principal de éstas discotecas móviles.

   Este escenario permanece sin variantes durante los ochenta y buena parte de los noventa, hasta que surge una nueva generación de DJ que se desliga de lo mainstream, que no le interesa colocar lo que está de moda en las radios y se decanta por música que se escuchaba en las discotecas en Europa y Estados Unidos en principio.

    Valga acotar que los géneros que estos pinchadiscos traían era principalmente el House en su acepción más undeground y Techno y que realizaban sus fiestas en locales abandonados y sótanos para un público más selecto. DJ Johnny Ferreira fue de los primeros que llevo a los oídos caraqueños el House (que en aquel entonces se movían en sus acepciones del Garage y el Acid), mientras que DJ Oddo (Oddoardo Rodríguez Alix) hacia lo propio con el Techno que había escuchado en Norteamerica. Otros DJ notables son Frank Escalona, Dj Rey, Manuel Lebon y Alejandro Rebolledo, cada uno de ellos en diferentes locaciones (públicas o privadas).
  
   Sin duda el punto que marcó un antes y un después en la escena electrónica caraqueña y probablemente en todo el país fue un evento organizado en Patanéelo, estado Carabobo en febrero de 1998 llamado Total Eclipse 98, que fue organizado por Bernd Lehner y Anja Kreft, promotores alemanes de Fiestas Rave (como se solían llamar los eventos de música electrónica en aquel entonces) quienes aprovecharon el eclipse que se dio en esos días para convocar publico de todo el mundo.

    A finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo, surgen nuevas propuestas y nuevos DJ’s que se aglutinan en torno a colectivos artísticos, algunos de ellos son Súper Sancocho Variety (miembros de Los Amigos Invisibles que reinsertaron el Funk y el Disco en las pistas de baile y presentaron en sociedad el Funky House y el French House), Capuleto Boys y Boogie Nights (éstos últimos aún activos a la fecha) y el Simple Crew quienes insertan el Drum ‘N Bass inglés.

   Por otra parte, el movimiento Hip Hop venia ganando seguidores y creciendo como propuesta cultural. Ya se organizaban fiestas exclusivas de éste tipo de música donde DJ’s y MC’s (o los raperos) mostraban su talento. Gente como DJ Hernia, DJ Moradex, DJ Diablo y DJ Tuer-K mostraban lo mas reciente del Hip Hop en sus diferentes variantes desde lo mas mainstream –Wu Tang Clan, Cypress Hill, etc- hasta lo más bajo perfil como People Under the Stairs o Gang Starr.

    Toda esta ebullición de música electrónica popular llama la atención de grandes compañías que ven en  esta nueva música y  en estas nuevas fiestas la oportunidad para presentar sus productos, apoyar y patrocinar los talentos, por ende, la movida.

   Compañías tabacaleras y de licores son las que toman la delantera y gracias a ellas vinieron a Venezuela una cantidad considerable de artistas iconos de la escena electrónica mundial. Gente como Dimitri from Paris, Master at Work, Armand Van Helden, Dj Yellow, Lazy Dog, Thievery Corporation, Dj Marky, Dj Patife, Chris Liberator, DJ Sasha, Carl Cox, Plasticman, entre muchisimos otros.

    En ésta nueva década del siglo XXI la escena electrónica caraqueña no es la misma de aquellos años noventa, géneros como el House, el Techno y el Drum ‘n Bass han quedado relegados a un público nostálgico frente al advenimiento de nuevas tendencias en la música electrónica y en cierta medida a nuevas realidades sociales.

   Dentro de los nuevos géneros que hoy llenan los bares y discotecas de Caracas se encuentran el Nu Disco (una revisión del clásico Disco de los setenta bajo la óptica de los 2000) proyectada por DJ’s como Misturada, Trujillo, Mann y Rombo; El Dubstep que consiste en una versión densa del Hip Hop basada en sintetizadores y que se puede apreciar en Colectivos como Abstractor; el Reggae que si bien no es un género electrónico ha proliferado como música de baile con su respectivo pelotón de diyeis.

    El Rap, el Hip Hop y el Funk de la mano con la escena de Breakdancers ha perdurado  todo este tiempo para tener su nicho dentro de la movida caraqueña representada en colectivos artísticos como Black Magic Sound en Caracas y pinchadiscos como Metra, Hernia, Tuer-K, Mad Pee, QFX, LG, 13, etc.

   Otro tipo de DJ’s se han hecho un nombre en los bares y discotecas de la ciudad capital que se han especializado por colocar música no-electrónica, no comercial pero que también sirve para amenizar éstos espacios. Nombres como Bambi Shaker, Torkins, Marcos 77, Victor Méndez, Bones manejan en su repertorio el Rock y todos sus derivados.

    En fin, muchos nombres, muchos tipos de música que nos identifican como habitantes de una ciudad groseramente multicultural.

¿Qué bailaremos el próximo año?

Ni usted ni yo lo sabremos, pero igual bailaremos


 
*Músico, músicólogo y productor
joewatusi@gmail.com
@cesar3000




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