jueves, 21 de julio de 2011

Editoras fuera de serie (y del terreno patrio)

Héctor Torres*

Esa sentencia (en sus infinitas variantes, vale acotar) según la cual las crisis son oportunidades, no por ser un tópico deja de tener sentido. Es decir, se podrá objetar su originalidad, pero difícilmente su certeza. Y valiéndonos de ese tópico, podemos afirmar que a muchos venezolanos la palabra crisis se les ha presentado como una encrucijada en un camino hasta entonces único, cuyo único obstáculo para seguir avanzando lo representa el temor a escoger la opción adecuada.
Esa gente que no vacila a la hora de escoger entre dos caminos, inevitablemente me recuerda la cantidad de amigos (periodistas, escritores, músicos, poetas, locos) con los cuales sigo en contacto gracias al prodigio de las redes sociales, pero cuyas realidades cotidianas pasaron a llamarse Barcelona, Buenos Aires, Bogotá, Londres, Madrid, San José, Boston, Toronto, Milán o México D.F.
Esa constante actualización de los domicilios de los amigos ha producido un obvio sentimiento de pérdida, pero también un enriquecimiento imperceptible pero inevitable de nuestra visión del mundo. Los amigos de siempre, quiéranlo o no, comienzan a ser también un poco argentinos, un poco mexicanos, un poco españoles... es decir, un poco menos los que eran, un poco menos lo que nos unía. Pero su nuevo universo cotidiano ha comenzado, a través de una especie de osmosis, a enriquecer de alguna forma el nuestro.
Se trata de personas que asumieron la decisión tomada en la encrucijada, sin mirar atrás, negándose a permanecer invisibles en su nuevo destino. Es así como ese titánico esfuerzo de mantenerse en su medio, de comenzar a buscar su espacio siendo extranjeros, comienza lentamente a dibujar resultados.
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Lorena Bou Linhares
Es el caso de Lorena Bou Linhares, una caraqueña que, luego de culminar sus estudios en la UCAB, orientó sus pasos a Barcelona con la intención de cursar un master en Literatura Comparada. Eso fue en septiembre de 2002 y, como suele suceder, fue postergando el regreso hasta que un día se vio sumergida en su cotidianidad catalana.
A mediados del 2009 comenzó a trabajar en la Editorial independiente Los Libros del Lince, que había sido fundada año y medio antes con la intención de publicar "ensayos y novelas de espíritu crítico", como ella misma lo define. Lorena se desempeña como coordinadora editorial de ese sello, y en ese cargo sus funciones pasan por definir las características del producto, determinar las fases de producción, elaborar el calendario y asignar las tareas a los colaboradores externos, supervisar las traducciones, las correcciones, la maquetación, y comprobar los timings. También debe hace la lectura final del libro y controlar lo relacionado con los textos de contraportada y la información general que deben recibir los distribuidores y las principales librerías. Es decir, como ocurre en los sellos pequeños, le toca trabajar duro. Y aprender mucho, cabe suponer.
Cuando le pregunto acerca de cómo ve la convivencia (o quizá la supervivencia) de los sellos independientes frente a los grandes nombres de la industria, Lorena cita a Enrique Murillo, director de la editorial para la cual trabaja, resumiendo filosóficamente y sin drama que "perdemos todas las batallas económicas y ganamos algunas del talento". Y aunque señala con preocupación que la crisis sí ha hecho mella en el mercado ("nunca antes había habido tantas devoluciones de ejemplares como las que ha habido en lo que va de año"), Los Libros de El Lince siguen apostando a la producción independiente y, junto al sello, Lorena sigue aprendiendo y creciendo en su experiencia en el mundo editorial en un mercado tan competitivo como el español.
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Adriana Morán Sarmiento
También está la historia de Adriana Morán Sarmiento, una maracucha que, al cumplir los 34 años enfiló su brújula hacia el sur, radicándose en Buenos Aires. Estando en esa ciudad fundó La Vaca Mariposa, un proyecto editorial que venía madurando desde Maracaibo, cuando fue Coordinadora de Publicaciones de la UNICA y organizadora de la Feria del Libro de esa casa de estudios.
Aparte de su experiencia en la Universidad Católica Cecilio Acosta, Adriana contaba más con su deseo de hacer cosas que con una experiencia muy sólida en el terreno. Y consciente o no de ello, asumió ese riesgo en otro país con una tradición editorial y literaria mítica, como lo es Argentina. Pero eso no fue obstáculo para animarse a tantear el terreno de la experiencia editorial, de manera que, al año de instalarse en Buenos Aires publicó el libro "Buenos Aires, la otra ciudad. Una mirada del extranjero en tránsito", con la intención de tomarle el pulso a la movida “de lo independiente”. El balance de la experiencia le satisfizo tanto que sintió que era el momento, por lo cual fundó La Vaca Mariposa. "Quizás aún no esté lista. Voy aprendiendo en el camino, pero la experiencia me ayuda", acota con los pies en la tierra esta maracucha entusiasta (perdonen la redundancia).
Consultada acerca de cuál es el objetivo de la editorial, hacia dónde apunta su búsqueda, Adriana parece preparada para responder, porque de inmediato señala que "la idea principal es mover al escritor latinoamericano, no sólo venezolano y argentino. Me gusta llamarlo espacio de encuentro cultural porque más que la publicación de un libro, organizamos toda una movida para eso. Lo otro es que nos interesa mirar el libro como un objeto de arte. Difícil en esta era tecnológica, pero ese es el reto: combinar todas las herramientas. Lo tecnológico y lo más “romántico” del libro, sin que pierda su esencia."
Sus libros se encuentran en cuatro librerías de Buenos Aires, y comienzan a recibir apoyo de los lectores, que muestran interés por la combinación de nacionalidades de los autores y por el esfuerzo de la producción artesanal del producto. "No avanzamos con pasos agigantados, sino pequeños pero bien pensados", reflexiona Adriana, mientras sigue sumando ventanas (en el mundo de la web) en la promoción de su catálogo.
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Nadir Chacín
Nadir Chacín, una antropóloga caraqueña nacida en 1971, es otro caso digno de resaltar, ya en el mundo de la edición de contenidos digitales. A los 30 años se fue a vivir a ciudad de México y actualmente es una ciudadana mexicana naturalizada”. Obtuvo la maestría en Antropología y finalizó los cursos del doctorado en la misma especialidad en 2007, abandonando la tesis doctoral a tres meses de terminarla "para seguir una nueva aventura", como ella misma señala. Esa aventura la llevó a la publicación de su libro "Senderos de paz" (Alamah, Santillana, 2008), sobre budismo y física cuántica.
Convencida de que tecnología y humanismo no son agua y aceite, esa búsqueda del diálogo humano se complementa en ella con una profusa actividad como community manager y editora de contenidos para plataformas digitales, la otra gran pasión de esta caraqueña con acento mexicano. De esta manera es Coordinadora Editorial para Letras iPixeles, una empresa que desarrolla "Conaculta10", nombre tentativo de una aplicación gratuita para Ipad con contenidos culturales multimedia, "basada en la programación de Conaculta, que es nuestro cliente". Según sus propias palabras, Conaculta10 "busca un equilibrio entre formación de público y consumo del arte, dándole al usuario la información cultural jerarquizada para facilitarle la toma de decisiones, desplegándola con un mayor nivel de profundidad, conservando su sentido emocional y cercano para llevar al usuario a la reflexión sin aburrirlo, y en una presentación atractiva con contenidos de calidad Premium de índole comercial". También es socia de Territorio liberado, una agencia de servicios creativos y editoriales dedicada a la investigación, la escritura, la promoción y la difusión de los oficios creativos.
La actividad (y la experiencia obtenida) de Nadir en esas áreas, es enorme. Y su pasión también. "Para mí el siglo XXI es el siglo de las emociones, quien sepa manipular (para bien o para mal) a los humanos en sus arquetipos más básicos tendrá el éxito, el impacto y el poder de cambiar al mundo. Habrá que ver quién agarra esa sartén por el mango primero" cavila, para agregar que "yo prefiero agarrarlo antes... Al menos las mías son buenas intenciones."
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Tres venezolanas que posiblemente no se conocen entre sí pero cuyas vidas están unidas por la decisión común de hacer acopio de temple y perseverancia ante la crisis (la encrucijada). Más que las grandes historias son los grandes sueños logrados con pulso y fe en sí mismas. Historias silenciosas y de gran esfuerzo, que han estado dando sus resultados.
Tres ventanas a través de las cuales podemos mirarnos y enriquecer, con sus experiencias, nuestra visión del mundo editorial, desde otras perspectivas, sean estas las editoriales independientes, artesanales o digitales; llámense esos nuevos caminos México DF, Buenos Aires o Barcelona.


 *Narrador venezolano.
Cofundador y editor del Portal Ficción Breve Venezolana
@hectorres
                                                                           
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias :) :)
Saludos desde México
Nadir Chacín